viernes, 21 de mayo de 2010

Festejar que estamos vivos: crónica desde el corazón de la Marcha de los Pueblos Originarios

Ayer en la Plaza de Mayo se vivió una jornada histórica. Esta frase que parece remanida no lo es ni lo fue en la intensa jornada, plena de alegría y esperanza que se vivió con la llegada de la Marcha de los Pueblos Originarios a la Ciudad de Buenos Aires. Nunca antes se presenció una marcha de tamaña magnitud, no sólo en número, sino en importancia simbólica y material para los genuinos reclamos de nuestros pueblos. Después de años, fueron recibidos por la Presidenta Cristina Fernández y sus voces se multiplicaron, además de en las calles, en todos los medios de comunicación más importantes, algo completamente inédito hasta el momento.
El Proyecto del Monumento a la Mujer Originaria estuvo presente, por supuesto, acompañando y apoyando. Hubo color, calor, hermandad, lucha, baile y canto, para pedir por justicia, reparación y el cumplimiento de los legítimos derechos de nuestros originarios.
Mientras marchábamos, a lo lejos, sobre la Diagonal Sur, se erguía la negra sombra de una estatua ecuestre. Hoy tenemos esperanza de que en un futuro cercano, la luz de los pueblos que están vivos, que construyen, sueñan y luchan día a día por un mañana mejor para tod@s nosotr@s, disipen esa y todas las sombras.

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